Manzanero, A.L. (2009). Psicología Forense: Definición y
técnicas. En J. Collado (Coord.), Teoría y práctica de la investigación
criminal (págs. 313-339). Madrid: IUGM.
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La Psicología Forense no es una ciencia nueva. Podemos
encontrar sus antecedentes en los siglos XVII y XVIII, en tratados de
psiquiatría legal y criminología, pero como ciencia moderna, en Europa tiene sus
orígenes entre mediados del siglo XIX y principios del XX, de la mano del
italiano C. Lombroso, fundador de la primera escuela de antropología criminal y
autor de L’uomo delinquente (1876); del francés A. Binet que publicó el
libro La suggestibilité (1900), donde se recogen los primeros trabajos
aplicados a la Psicología del Testimonio; y de los alemanes H. Gross, autor del
libro Kriminalpsychologie (1897), H. Münsterberg, que publicó el primer
manual específico sobre Psicología Forense titulado On the Witness Stand
(1908) y L. W. Stern, que editó la primera revista especializada en el área
titulada Beitrage zur Psychologie der Aussage (1903-1906).
En España, podría considerarse a Pedro Mata (1811-1877)
el primer gran impulsor de las especialidades forenses (medicina y psiquiatría)
y de la primera cátedra de Medicina Legal, y el primero en interesarse en la
Psicología Forense, aunque desde una perspectiva fundamentalmente
organicista[1]. Relevante también fue su discípulo
José María Esquerdo (1842-1912), que estudió casos tan famosos como el de
Francisco Otero (que atentó contra en rey Alfonso XII) o el de El
Sacamantecas (que le llevó a defender ante la Comisión de Reforma del Código
Penal del Senado la falta de responsabilidad criminal del enajenado mental).
Impartió docencia en la Facultad de Medicina del Hospital San Carlos de Madrid
sobre Patología General y Enfermedades Mentales, y entre otras cosas fue
presidente de la sección de Neuropathies, Maladies Mentales et Anthropologie
Criminelle del XIV Congres International de Medecine, celebrado en
Madrid en 1903. Asimismo, cabe destacar a autores e
investigadores como Rafael Salillas (1854-1923), fundador de la Escuela de
Criminología; Luis Simarro (1851-1921), primer catedrático de Psicología
Experimental en la universidad española; Francisco Santamaría (1866-1925), autor
del primer estudio experimental sobre psicología del testimonio (1909);
Quintiliano Saldaña (1878-1938), con interesantes trabajos sobre atribución de
responsabilidad (1936); Gregorio Marañón (1887-1960) con excelentes trabajos
sobre las bases psicobiológicas del comportamiento, la personalidad y las
emociones (1936); Gonzalo Rodríguez Lafora (1886-1971), pionero en la evaluación
psicológica forense; y Emilio Mira (1896-1964), autor del Manual de
Psicología Jurídica (1932), fueron algunos de los que más contribuyeron al
desarrollo de la Psicología Forense española (Carpintero y Rechea, 1995).
Desde un punto de vista formal, los Psicólogos Forenses
comienzan su andadura con la Ley de Sanidad Española de 1885 que crea el cuerpo
de Facultativos Forenses, organizado en tres secciones: 1) Sección de
Medicina y Cirugía, 2) Sección de Toxicología y Psicología, y 3) Sección de
Medicina Mental y Antropología.
Ya avanzado el s. XX, algunos hitos marcarán la
situación actual de la psicología jurídica española, fundamentalmente la
creación en 1965 del primer Gabinete Psicológico de la Prisión de Madrid y en
1968 de la Central de Observación Penitenciaria. Durante la década de los
setenta, se funda la Sección de Sociología y Psicología Jurídica del Colegio de
Abogados de Barcelona en 1971, y se publica la reglamentación penitenciaria que
recoge la figura del Psicólogo como técnico en rehabilitación social en 1979. Y
en los ochenta el recién fundado Colegio Oficial de Psicólogos crea las
distintas comisiones de Psicología Jurídica.
Hoy en día, los Psicólogos Forenses además de ser
requeridos cada vez más a título particular, desde un punto de vista
institucional se encuentran integrados en la Administración de Justicia en las
Clínicas Médico-Forenses, en los Juzgados de Familia y de Menores, en los
Juzgados de Vigilancia Penitenciaria y en los Grupos de Menores y Malos Tratos
de las distintas Policías y Cuerpos de Seguridad. Finalmente, diferentes
universidades ofrecen títulos de post-grado sobre esta
especialidad.
[1] En
los años cincuenta del s. XIX, fue muy conocida la intervención de MATA, junto
con PUJADAS y MOLIST en el caso de Fiol, al que consiguieron que el tribunal
decretara su internamiento en un manicomio tras haberle diagnosticado de
monomanía.